La docencia es como el sushi

Esta mañana he impartido mi primera clase de traducción (inglés-español)  y, aunque no es la primera vez que me pongo el disfraz de profe, hoy he sentido cómo me ha picado lo que yo llamo ‘el virus de la docencia’.

Vamos a empezar por el principio. Hace unos ocho años, es decir, cuando empecé la carrera (¿ya ha pasado tanto tiempo? Me hago mayor y ni me había dado cuenta) tenía muy clara una cosa: Que no quería ser profesora. Lo que yo quería ser es traductora. El razonamiento típico y lógico de una estudiante de T&I es el siguiente: “Si quisiera ser profe, pues me hubiera puesto a estudiar magisterio o filología”. Además, siempre he tenido pánico a hablar en público como ya he comentado con anterioridad, aunque he aprendido algunos trucos para que no se me note (tanto). Después de todo, las clases de interpretación tenían que servir para algo, ¿no? Ah, que era otro tipo de interpretación, ahora que me acuerdo ;-).

Bandeja de sushi variado
Nunca sabes si te va a gustar hasta que no lo pruebas

Pero la vida da muchas vueltas y aquí estoy, enseñando lo poco que sé de casi nada.

Ayer cuando estaba preparando la clase ( sí,  los profes no solo curran cuando están en el aula, resulta que antes de soltar el rollo tienen que preparárselo ;-)), me puse a pensar cómo enfocar la clase. Entonces recordé eso que a todos los novatos nos gustaría saber para no entrar en el mercado laboral como un elefante en una cacharrería: ¿Cómo es el mundo real? Y, más concretamente, ¿cómo es el mercado de la traducción? Así, pues, hoy he hablado durante más de hora y media sobre el mercado de la traducción (¡y aún no he llegado al tema de las tarifas!) y creo que el tema ha suscitado interés. Tanto que, aunque ya había terminado la hora, todo el mundo estaba sentadito en su sitio sin emitir otro ruido que el tecleo de los portátiles. ¡Alucinante!

Como antigua alumna de la carrera, y como posteriormente me ha confirmado el artículo “¿Por qué se estudia Traducción e Interpretación en España?” (visto en Algo más que traducir), muchas personas que entran en la carrera no saben realmente cuál es la labor del traductor o del intérprete, ni que existen otras salidas laborales igual o más glamourosas que estas. Elegir uno u otro camino depende de los gustos personales y de lo duro que trabajes para conseguir las metas que te hayas fijado.

En mi opinión, al igual que muchos blogueros traductores, la universidad tiene que estar en contacto continuo con la profesión para saber qué se espera de los futuros licenciados. Porque proporcionar una formación sólida no consiste simplemente dar a conocer las estrategias de traducción y conseguir que tus alumnos escriban textos meta ideales, sino que también supone prepararles para tomar contacto con la profesión y sus vicisitudes. Y hay que hacerlo de una forma realista y objetiva.

¿Por qué digo esto?

Porque también escuché en su momento comentarios del tipo “si quieres ser traductor, prepárate para morirte de hambre” hasta el hartazgo y no quiero perpetuar esa tradición que invita a  la desmotivación entre el alumnado. Es cierto que hay tarifas que no dan ni para pagarte unas cañas, pero tampoco es necesario quitar las ilusiones despiadadamente a los que empiezan.

Si quieres que tus alumnos vayan a clase y muestren interés, tienes que darles buenas razones para que se esfuercen. Una puede ser convencerles de que se trata de una carrera apasionante y con futuro. Es decir, hay que saber buscar temas que los alienten a seguir estudiando y aprendiendo. Una tarea nada fácil para una novata.

Pero sin pecar de optimista, no se vayan a pensar que están en el mundo de la piruleta. Tampoco hay que pintarlo todo de color de rosa. Para llegar a algo en esta vida hay que ganárselo a pulso. Y eso también hay que decirlo claramente: De nada sirve el talento si no se ejercita con perseverancia, ya lo decía Drácula el viernes en El País. Y a traducir, solo se aprende traduciendo.

Pero volviendo al tema de mi enfermedad, esa que provoca el virus de la docencia. Sabes cuando estás infectado porque se presenta un cuadro clínico de entusiasmo exacerbado provocado por la respuesta positiva del alumnado y una necesidad patológica de compartir todo lo que tu sabes. También pueden manifestar otros síntomas, dependiendo del individuo afectado. Se han descrito casos de pacientes que ven la vida como si fueran diapositivas de PowerPoint :-P.  Ahora echo la vista a atrás y me río de mi aversión a la tiza. Supongo que cuando eres alumna, querer ser profe es un poco como querer pasarse al lado oscuro :-). Jamás hubiera imaginado que un día iba a ponerme en la tarima delante de la pizarra para enseñar a traducir. Y menos aún que me iba a gustar.

Lo peor de todo es que engancha, que nunca es suficiente, que siempre quieres más . Como una droga. O como el sushi, que en mi caso, viene a ser lo mismo.

10 thoughts on “La docencia es como el sushi

  1. Enhorabuena, Judith ;) Estoy seguro de que vas a ser buena profesora y que tus alumnos te lo van a agradecer, porque si tratas aspectos profesionales (cosa que apenas nadie hace), les estás hablando básicamente de su futuro, y digo yo que algún mínimo de atención han de prestar si hablas de sus futuras habichuelas.

    Me hace gracia que digas que al principio no querías ser profesora, ya que a mí me pasa lo mismo. Pero no sé, entre el tiempo que he estado blogueando y que ahora ayudo en lo que puedo a otros compañeros del máster de la UAB, también me entra la curiosidad de aportarle un granito de arena a otras personas.

    Mucho ánimo en tu nueva labor. Seguro que, con entusiasmo, todos os lo pasaréis bien :)

  2. Hola Judith:

    Muy buen post y felicidades por tu primera clase. Me he sentido muy identificado contigo. Ahora mismo estoy a punto de terminar la carrera y estoy deseando trabajar como traductor. Eso sí, llevo tiempo con el gusanillo de la docencia y no lo descarto, porque me encantaría darle a los alumnos las clases que, en la mayoría de los casos no he podido disfrutar. Es decir, clases prácticas, conectadas con la realidad y con el mundo profesional que les espera, en lugar de pajas mentales sobre la lingüística :D.

    Por cierto, lo de hablar en público es como todo: práctica. Hace unos años era de esos que temblaba como un bol de gelatina, hasta que poco a poco he conseguido controlarme.

    Por último un consejo. Si tienes algún grupo que se te resista, empieza la clase con una coña y soltando tacos. Es una forma genial de llamar la atención de tu público :).

  3. Gracias, chicos. Esta entrada la he escrito con el corazón en la mano, así que agradezco un montón vuestros comentarios :-).
    Olli, un día escribiré un método infalible a la hora de perder la vergüenza delante del público, pero eso ya es otra historia y se merece una entrada completa, por lo menos.
    Es cierto que a veces la carrera se centra demasiado en los aspectos teóricos, pero el hecho de poder reflexionar sobre nuestros propios actos es lo que nos diferencia de las máquinas.
    Sí, lo de las coñas funciona muy bien, aunque el grupo sea bueno ;-). Pero es importante que sepan cuando vas de coña y cuando no, que a veces los alumnos se lían un poco, sobre todo cuando el grupo es grande y, por tanto, tiende más a la dispersión. Una vez, les estaba enseñando Del.icio.us y me preguntaron si de verdad podían añadirme a su network. Creo que tengo que practicar la diferencia entre “tono irónico” / “tono no irónico” :-).

  4. Hola Judith:
    En primer lugar enhorabuena por el blog y muchos ánimos también en esta nueva etapa de tu carrera profesional.
    En muchos aspectos me siento identificada contigo: el haber sido una renegada de la docencia al terminar la carrera, en haber sido afectada por el virus de la docencia años después, afectación que dura ya 5 años y cuyos síntomas cada vez se agravan más (todavía no veo mi vida en diapositivas de PPT, pero déjale al tiempo pasar…) y en el sushi, que descubrí hace varios años y al que soy totalmente adicta :)
    Creo que es importante, como bien dices, trasmitirles información sobre los aspectos profesionales de la traducción, por ello es tan importante que entren profesores que hayan tenido o sigan teniendo contacto directo con el mundo profesional. El problema de la Universidad (no sólo en España, en general), es que es un mundo muy cerrado en el que mucha gente que termina como titular no ha puesto un pie fuera de la institución, lo que reduce su experiencia profeisonal a lo que pueda leer o escuchar de los profesionales de fuera. En fin, espero que poco a poco, conforme se vayan renovando las generaciones de profesores, esto vaya cambiando.
    He de decir, no obstante, que también hay profesores que no han tenido experiencia como traductores, pero tienen una actitud muy positiva para aprender e informarse de las tendencias de la profesión e intentan introducirlas en clase, lo cual es de alabar. En fin, no todo son ovejas negras entre los dinosaurios universitarios :)
    Y otra cosa: aunque a veces nos hayan parecido infumables los rollos que nos soltaban los profes, como dice Olli, es el reflexionar sobre nuestra actividad y poder investigar sobre ella lo que la convierte en una disciplina universitaria y no en una destreza que pueda aprenderse en un módulo u otro tipo de institución educativa. Vale, es muy bueno saber sobre redes sociales, tarifas, aspectos deontológicos etc etc, pero sin una buena base lingüística, es raro que alguien pueda ser un buen traductor.

  5. Hola, Laura:
    Muchas gracias por los ánimos :-). Estoy de acuerdo contigo. En la universidad, pasa como en cualquier empresa, hay gente que hace bien su trabajo y otros que no tanto. El problema es que el sistema valora más la investigación que la docencia. Por lo tanto, es lógico que si quieres tener una plaza mejor, pongas más esfuerzo en investigar que en dar clases. Menos mal que siempre hay honrosísimas excepciones, personas que se curran un montón las clases y que buscan principalmente que el alumnado aprenda.
    En cuanto a lo de la buena base lingüística, siempre me ha parecido fundamental y, sobre todo, por una cuestión práctica. Si alguna vez tu cliente se queja de que no le gusta tu traducción y tú lo justificas adecuadamente, es más probable que lo convenzas de que tu propuesta está bien… También puede pasa que no atienda a razones, pero bueno…
    Por cierto, me he pasado por tu blog y me encanta. Voy a añadirlo al blogroll :-).

  6. Hola Judith:

    Enhorabuena por esa primera clase. La verdad que ese tipo de charlas deberían comenzar a impartirse desde el primer día de clase y no en el último año, como fue mi caso. Deberían prepararnos más a conciencia y mostrarnos la realidad del mundo laboral. Una asignatura sobre marketing y fiscalidad para traductores sería una excelente opción.

    En cuanto a la docencia, al igual que tú, yo también entoné millones de veces la frasecita: “Si quisiera ser profe, pues me hubiera puesto a estudiar magisterio o filología”. Y aquí me tienes, felícisima con mis clases de español a extranjeros :D

    Mucho ánimo y que disfrutes los efectos de ese maravilloso “virus”.

  7. Hola, traducciondelmar:
    Gracias por tu comentario. Es cierto que en la universidad a veces no se tiene en cuenta la realidad profesional. Sin embargo, ahora en los planes de grado en Traducción parece que se va a incluir alguna asignatura, aunque sea optativa sobre aspectos laborales de la traducción. De hecho, es curioso que en muchas carreras universitarias (al menos las que yo conozco) a penas se preocupan de los aspectos laborales de los titulados. En cambio, en los ciclos formativos existe una materia que se llama Formación y Orientación Laboral (FOL). ¿Por qué los universitarios no la tenemos? Ah, misterios del sistema educativo…

  8. Hola, Judith:

    Yo no estoy metida en la docencia pero quizás sería interesante para tus alumnos que se apuntaran a alguna o algunas de las listas de distribución de traducción más importantes que hay para que se hicieran una idea de lo que es la profesión y los temas o problemas con los que se encontrarán una vez terminen la carrera. A mí es una de las cosas que más me ha ayudado y aportado.

  9. Hola, Laura:
    No conocía tu blog y parece muy interesante :). La verdad es que no solo yo, sino también otros profesores de la facultad recomiendan a los alumnos que se apunten a listas de distribución como Traducción en España. También recomiendo que lean blogs de traductores y que participen en actividades relacionadas con la profesión. A veces se muestran interesados, y a veces no tanto, pero así es esto.

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